12 febrero 2014

Puro teatro



Escenificar nos ayuda a entender, teatralizar nos permite visualizar realidades que soñamos y reír nos ilusiona, rejuvenece y amplía el mundo, el nuestro, el más cercano.
Ser individuos y ejercer la individualidad no es malo, incluso puede llegar a ser maravilloso. Sólo hace falta la consciencia de que mi parcelita de existencia puede ser lo que yo desee, para ser capaz de interiorizar que la flor que yo planto, huelo y admiro, forma parte de un jardín imperfecto que a cien metros sobre el suelo me permite disfrutar de un mundo multicolor, conformado por miles de ejemplares distintos que hacen que mi existencia huela a realidad, a naturaleza y a vida en estado puro.
Vivo en un pueblo de algo más de 3.000 habitantes donde muchos compartimos un proyecto de cooperación al desarrollo que tiene que ver con la educación, aquí y allí (Nepal).
Contamos con una sede física ubicada en una vieja casa propiedad de una constructora donde mantenemos un espacio compartido con todo tipo de asociación (de consumo, anti fraking...) y cuya actividad principal es la segunda mano. En una de nuestras paredes aparecen las 3E (Educación, Economía y Ecología) que reflejan de alguna manera lo que pretendemos conseguir.
Cada vez son más las personas que se acercan a trabajar de forma voluntaria, a dedicar y regalar su tiempo y energía a esta experiencia que han hecho propia. Todo esto se está consiguiendo por muchos motivos, pero creo que uno de los principales es la escenificación de ejemplos que nos permiten explicar de forma lúdica, divertida y creativa, que la realidad es cambiante en la medida que nosotros actuamos, incluso, que la realidad es cambiante aunque nosotros no intervengamos.
La campaña Entra al trapo, ha sido un ejemplo de lo que quiero compartir con vosotros. Invitamos a los vecinos y amigos a transformar un trocito de tela de 40X40 de la manera que les diera la gana. Durante un mes escaso personas de todas las edades se reunían en los jardines para pintar, coser, escribir o simplemente charlar con otros vecinos. La quedada el 3 de agosto, (fecha que aprovechamos para celebrar nuestro aniversario y medio), fue la puesta de largo de nuestra casa de los sueños. Cada uno llevó su trapo y lo fue uniendo al del resto de "artistas por un día" hasta cubrir completamente la vieja fachada de nuestra sede.
La energía creada y sentida en ese acto fue la culminación de un mes de complicidad, de encuentros, de inspiraciones compartidas entre personas que podían ver cómo el trabajo individual con pensamiento colectivo estaba cambiando una realidad cercana, la nuestra.
Necesitamos cambiar las cosas pero sobre todo, necesitamos divertirnos, aprender o desaprender (en realidad puede ser lo mismo), crecer, madurar y comprometernos, porque vemos la necesidad y la posibilidad.