20 abril 2014

Debemos



Nuestro mejor intento... no hay reproches

Nos hacemos mayores y seguimos tropezando, pero siempre cayendo hacia adelante. Hablemos de lo que queramos, pero el cambio es constante, indeseado la mayoría de las veces e innegociable en su esencia siempre.
No nos queda más remedio que volver a reinventarnos la gente de la izquierda, incluso se lo empiezan a plantear aquellos votantes de la derecha.
Parecía que todo el trabajo estaba hecho cuando murió el dictador y se construyó la democracia sobre los cimientos que en ese momento parecieron los adecuados, siempre creyendo los "padres" (que no madres) que era la mejor de las opciones.
Los lugares comunes del poder fueron ocupados durante demasiado tiempo por el mismo tipo de personas y eso hizo que la falta de aire nuevo termina por corromper la estancia y todo lo que había dentro de ella.
Dejaron de pasear por las calles, de cenar con sus hermanos y amigos de la infancia en el mundo de lo cotidiano para el 90% de los habitantes de este país. Se rodearon de mediocres que aplaudían como focas en el acuario a quien les regala el pescado diario, y miraron en dirección contraria de donde se encontraban aquellos que les habían dado toda su confianza creyendo que nunca se olvidarían de su origen, pero menos aún de los ideales sociales por lo que fueron elegidos como representantes.
Bien... ahora el escenario ha cambiado. Hemos abierto las ventanas dispuestos a limpiar cada rincón, provocando la corriente necesaria para que las bolas de polvo salgan de debajo de los armarios y abandonen la estancia por la gran puerta que hemos hecho para la ocasión.
El sofá de plumas será sustituido por la silla del ciudadano, segura y cómoda aunque no demasiado, donde los nuevos actores  elegidos se sentarán cada vez que tenga dudas sobre qué decisión es la adecuada.
Pero sobre todo, calzarán zapatos de todas las tallas y pisarán el mundo de los mortales, conectados así con la tierra fértil y viva de la que salieron.