12 noviembre 2015

La certeza de la nada









Nada me llevaré de aquí.
Nada me mantendrá cuando me haya ido.

Nada quedará tras la partida

cuando el viento se lleve el polvo, ese último polvo que nada unos segundos sobre las sucias aguas inst(antes)  de caer la lluvia.

Y se aclara el alba y la blanca espuma que vuelve a la arena enredada en piedras, palos y estrellas fugaces.

Y nada la nada, ahogada en la memoria de los peces, breve y eterna, como si fuera algo.




10 noviembre 2015

A fuego lento



A fuego lento
Poco a poco, desperezándose después del largo sueño.
Sintiendo cada paso como si la tierra fuera descubierta por la planta de los pies
y su información pasara lentamente de célula en célula, ascendiendo a los cielos.
Respirando cada molécula de aire que nutre el ser, el invisible, lo intangible y lo eterno.
Viviendo antes de morir, sintiendo antes de desaparecer, llorando en silencio, por dentro, a solas, sin que la piel sepa lo que el corazón esconde... sin ocultar. Guardado con mimo, con delicadeza, en la más preciosa intimidad en la que nada ni nadie tiene sentido.
A fuego lento siento el cansancio, respiro y me duermo.

28 septiembre 2015

Con luz propia

Nom Kinnear King


Decir lo que se siente
Vivir lo que se quiere
Morir sin poder verte
El inglés lo dice de una vez, nosotros necesitamos dos, quizá tres
Ser y estar…luchar y conciliar
Dentro y fuera se dan la espalda
La búsqueda se equivoca en los atajos que llenan sus huecos, mientras los amplios salones del alma continúan con apenas un cojín en el suelo y una gran ventana abierta, esperando que un valiente se enfrente al frío vacío del espacio propuesto
Pero no sirve cualquiera, ni el poeta, ni el pintor, ni los acordes del mejor compositor
Sólo un ser llenará cada resquicio del salón de té
Sólo tú, fúndete.

23 marzo 2015

Despedida



Proverbio africano
Si quieres llegar rápido, ve solo.
Si quieres llegar lejos, ve acompañado.

Hoy he perdido a una amiga. Se llamaba Nimi y vivía en un orfanato de Nepal con el que yo, y muchísimas personas más, llevamos años trabajando. Tuvo una vida dura, terriblemente dura diría yo, si tenemos en cuenta que nació con parálisis cerebral en un país en donde ni los niños sin discapacidades lo tienen fácil.
Conocer hace siete años esa realidad me permitió relativizar mi vida y mis problemas. Contactar con la muerte (hace poco de un hermano y ahora de una amiga) me obliga a relativizar los valores de la vida.
Y hay pocas cosas que realmente sean importantes, son cada vez menos las que dan sentido a una existencia plena, en la que acostarse cada noche con el alma en calma sea suficiente.
La justicia es una de ellas, sin ninguna duda.
Por eso, conocer la realidad de Nimi y sus hermanos de la mano de mis buenos amigos, me mostró que la injusticia, cuando se normaliza, se convierte en un dolor apagado, ronco, casi imperceptible al oído humano. También pude aprender que el empeño por conseguir una meta digna y honorable es suficiente para articular un grupo humano que se entregue a un fin que busca alcanzar la dignidad de aquellos a los que se la han arrebatado cada día.
Pero no hace falta viajar a Nepal para encontrar la injusticia, la tenemos demasiado cerca. El paro, los desahucios, las preferentes, los recortes, la delincuencia desde los despachos oficiales… demasiado cerca.
Y entonces me vuelve a la memoria la frase que resume maravillosamente mi experiencia sobre el trabajo en equipo, sobre la necesidad de sumar miradas diferentes para que la visión del problema sea más completa, sobre la imprescindible humildad de cada elemento del equipo para aceptar los valores de los otros sin sentirse menospreciado en los propios… “Si quieres llegar lejos, ve acompañado”.
Pasa en ocasiones que la urgencia nos impide atender lo realmente importante. Disponer de una brújula suele ser una buena forma de mantener el norte, la meta, el objetivo y así impedir que nos desviemos del rumbo adecuado para conseguir transformar la injusticia en equidad.
Nadie en sí mismo es tan valioso como para estar por encima de un proyecto de interés general, nadie.
Y llegados a este punto, sólo queda hacer un llamamiento a la responsabilidad.