25 noviembre 2014

Sin pretensiones...con necesidad



Pies, manos, vientre...

Los que están, los que vienen, los que se van

Pies descalzos, rayos de sol entrando por las plantas talonadas que sostienen el mundo.
Raíces que entran y salen de la tierra que nos dio la vida,
que por momentos está seca o inundada,
rica o pobre como supone la oscuridad en la depresión de la montaña,
que brota en el huerto o se resquebraja en el desierto,
que embarra las manos del artista en el torno de la concreción
o que sepulta la vida tras el paso de la enorme ola.

Manos vacías que recogen del futuro
las hojas del haya que siempre tuvo
en otoños inciertos las frías sombras  del invierno.
Viento sur que se escapa entre los dedos
sin intención de ser eterno,
sabiendo que dejará paso definitivamente
al calor de la chimenea o del infierno.

Rayos y hojas se empastan
se entremezclan, se digieren,
produciendo gaseosos astros,  planetas aún por descubrir
que se ocultan en el vientre y en el alma de quienes les esperan.

Manos llenas que entregan desde el origen de los tiempos sus mandatos,
pies calzados que se preparan para el camino compartido
portando primero, después de la mano y al final despidiendo
para volver a la tierra y, en el mejor de los casos,
seguir formando parte de un nuevo astro.

19 noviembre 2014



Hace tanto…

Hechos, ideas… escalofríos que recorren la espalda haciéndonos sentir cada poro de la piel herida.
Mimos, suturas… ungüentos que salvan vidas como flotadores del alma.
Risas que se vuelven llantos, abrazos desconocidos que presentan al Ser humano, mientras hoy canto.
Sin reproches, sin dudas… sin miedos al dolor que nos impide avanzar en el camino de la vida. 
Dándolo todo, todo lo que uno puede en cada recodo. Ni más pero tampoco menos. 

Cuidando cada palabra, cada silencio, cada gesto, cada elemento.
Respetando cicatrices, abrazando esencia pura, permitiéndose la debilidad, el cuidado del otro, el mimo, la sutura… el ungüento que calma por dentro.

01 octubre 2014



¿Dar a luz hoy sería un 11% más caro?

Bromas a parte, que maldita la gracia que tiene una nueva subida de la electricidad en nuestro país, tal día como hoy hace ya 19 años me encontraba experimentando uno de los momentos de mayor felicidad hasta ahora.

A eso de las cuatro de la tarde llegaba a mi vida un ser maravilloso, tan grande como generoso, sereno, tranquilo y sorprendente por momentos, aunque no sea su propósito la mayor parte de las veces.

Hasta el momento, la maternidad ha sido una nueva forma de sentir, de vivir y de soñar, pensando en el mundo como ese lugar en el que alguien a quien quiero seguirá viviendo después de que yo ya me haya ido.

Y sus hijos, y los hijos de sus hijos a los que otras madres querran con la misma intensidad, deberían tener garantizado un mundo justo, bueno, cuidado y respetado, donde las necesidades básicas de todos los seres vivos estén garantizadas.

Un mundo donde encender una bombilla para estudiar no se convierta en un lujo, donde tener comida en el plato no sea una suerte, donde disponer de una educación laica y gratuita no sea un sueño a alcanzar sino una realidad canstatada.

Se nos complica la labor educativa en las familias cuando hablamos del esfuerzo y del trabajo como el camino para alcanzar las metas en la vida. Nos lo ponen difícil los responsables de las políticas locales, autonómicas, nacionales y europeas con su (mal) ejemplo.

A pesar de ellos, hoy es un precioso día en el que celebrar que hace 19 años di a luz a un ser que que cada día brilla más en mi cielo particular.

1 de octubre de 2014

22 julio 2014

48 años no son nada, o casi nada



Pocas, muy pocas certezas tengo de lo que es importante en la vida. Tan pocas, que en momentos concretos, ver como alguna de ellas se tambalea me produce escalofríos, me genera una profunda tristeza y no siento más que necesidad de dormir.
Sin embargo, cuando sucede algo que me confirma el valor de lo importante, es como si me inyectaran una dosis de energía extra, un buen chute de optimismo que me pone en acción hasta caer en la cama por agotamiento.
Y sucede, que cumplo 48 años sobre este mundo que me lo ha enseñado todo (hasta el culo, decía Gloria Fuertes) y sigo con la sensación de no saber casi nada. De niño te construyes uno propio, de joven te lo quieres comer, de mayor piensas que ya está en tus manos y cuando eres un poco más mayor te das cuenta de que necesitabas otra vida entera para poder aprender algo de lo mucho que te has perdido por el camino.
Creo que uno de los regalos que te hace la vida con el paso de los años es la humildad, la conciencia de no tener la certeza de casi nada, la valentía de asomarte al espejo sin miedo, porque la mirada es tan profunda que puedes ver tus claroscuros sin culpa, sin arrogancia, con honestidad y con respeto a ti mismo.
Sé que la noria de la vida nos coloca en todas las posiciones posible, que en el trayecto del nacimiento a la muerte existe algo que es equilibrio, y que a pesar de las ausencias que ya existen entre mis seres queridos, me siento muy afortunada del camino recorrido (compartido) hasta ahora.
Mi familia, todos sus miembros, son parte de mí y yo de ellos (no podría ser de otro modo) y mis amig@s también.
Ahora tengo la suerte de trabajar con niños y niñas de 5 años de los que aprendo cada día. Son rebeldes, cariñosos, competitivos, generosos, beligerantes, comprensivos, perversos, graciosos, pacientes, intransigentes.... todo a la vez y por separado, dependiendo del momento, del hambre, del sueño y de la compañía (igual que los mayores) con la diferencia de que ellos muestran lo que sienten en cada momento, siendo igual de auténticos cada minuto. Y cuanto más bajamos en la edad, más bonito es comprobar que la esencia humana es maravillosa.


20 abril 2014

Debemos



Nuestro mejor intento... no hay reproches

Nos hacemos mayores y seguimos tropezando, pero siempre cayendo hacia adelante. Hablemos de lo que queramos, pero el cambio es constante, indeseado la mayoría de las veces e innegociable en su esencia siempre.
No nos queda más remedio que volver a reinventarnos la gente de la izquierda, incluso se lo empiezan a plantear aquellos votantes de la derecha.
Parecía que todo el trabajo estaba hecho cuando murió el dictador y se construyó la democracia sobre los cimientos que en ese momento parecieron los adecuados, siempre creyendo los "padres" (que no madres) que era la mejor de las opciones.
Los lugares comunes del poder fueron ocupados durante demasiado tiempo por el mismo tipo de personas y eso hizo que la falta de aire nuevo termina por corromper la estancia y todo lo que había dentro de ella.
Dejaron de pasear por las calles, de cenar con sus hermanos y amigos de la infancia en el mundo de lo cotidiano para el 90% de los habitantes de este país. Se rodearon de mediocres que aplaudían como focas en el acuario a quien les regala el pescado diario, y miraron en dirección contraria de donde se encontraban aquellos que les habían dado toda su confianza creyendo que nunca se olvidarían de su origen, pero menos aún de los ideales sociales por lo que fueron elegidos como representantes.
Bien... ahora el escenario ha cambiado. Hemos abierto las ventanas dispuestos a limpiar cada rincón, provocando la corriente necesaria para que las bolas de polvo salgan de debajo de los armarios y abandonen la estancia por la gran puerta que hemos hecho para la ocasión.
El sofá de plumas será sustituido por la silla del ciudadano, segura y cómoda aunque no demasiado, donde los nuevos actores  elegidos se sentarán cada vez que tenga dudas sobre qué decisión es la adecuada.
Pero sobre todo, calzarán zapatos de todas las tallas y pisarán el mundo de los mortales, conectados así con la tierra fértil y viva de la que salieron.