23 marzo 2015

Despedida



Proverbio africano
Si quieres llegar rápido, ve solo.
Si quieres llegar lejos, ve acompañado.

Hoy he perdido a una amiga. Se llamaba Nimi y vivía en un orfanato de Nepal con el que yo, y muchísimas personas más, llevamos años trabajando. Tuvo una vida dura, terriblemente dura diría yo, si tenemos en cuenta que nació con parálisis cerebral en un país en donde ni los niños sin discapacidades lo tienen fácil.
Conocer hace siete años esa realidad me permitió relativizar mi vida y mis problemas. Contactar con la muerte (hace poco de un hermano y ahora de una amiga) me obliga a relativizar los valores de la vida.
Y hay pocas cosas que realmente sean importantes, son cada vez menos las que dan sentido a una existencia plena, en la que acostarse cada noche con el alma en calma sea suficiente.
La justicia es una de ellas, sin ninguna duda.
Por eso, conocer la realidad de Nimi y sus hermanos de la mano de mis buenos amigos, me mostró que la injusticia, cuando se normaliza, se convierte en un dolor apagado, ronco, casi imperceptible al oído humano. También pude aprender que el empeño por conseguir una meta digna y honorable es suficiente para articular un grupo humano que se entregue a un fin que busca alcanzar la dignidad de aquellos a los que se la han arrebatado cada día.
Pero no hace falta viajar a Nepal para encontrar la injusticia, la tenemos demasiado cerca. El paro, los desahucios, las preferentes, los recortes, la delincuencia desde los despachos oficiales… demasiado cerca.
Y entonces me vuelve a la memoria la frase que resume maravillosamente mi experiencia sobre el trabajo en equipo, sobre la necesidad de sumar miradas diferentes para que la visión del problema sea más completa, sobre la imprescindible humildad de cada elemento del equipo para aceptar los valores de los otros sin sentirse menospreciado en los propios… “Si quieres llegar lejos, ve acompañado”.
Pasa en ocasiones que la urgencia nos impide atender lo realmente importante. Disponer de una brújula suele ser una buena forma de mantener el norte, la meta, el objetivo y así impedir que nos desviemos del rumbo adecuado para conseguir transformar la injusticia en equidad.
Nadie en sí mismo es tan valioso como para estar por encima de un proyecto de interés general, nadie.
Y llegados a este punto, sólo queda hacer un llamamiento a la responsabilidad.