25 febrero 2016



Invisibilidad

Imposible desaparecer una vez que los primeros ojos te dibujan, te incorporan a su álbum de vida en el que ocupas un lugar, protagonista o no.
Existes, eres, estás. Parlanchín o mudo por momentos, vas y vienes, te alejas y regresas al origen, como se mece la cuna en la que se forjaron tus primeros sueños.
Y compartimos una vía láctea que nos da cobijo y un planeta que nos alimenta.
Lo intangible, lo sentido, lo percibido o transmitido sin mediar una palabra, un gesto, ni un roce.
Con los ojos cerrados, sentados frente a otro ser, desconocido en sus detalles pero igual en la esencia
Todo conectado como las constelaciones que conforman figuras descubiertas, nombradas, y disfrutadas por millones de ojos desde todas las latitudes posibles.
Aquí y ahora
Palpable o invisible...
siempre amable.

18 febrero 2016

Nadar en la nada



nadar en la nada

Aire arriba y abajo
Miedo a izquierda y derecha
Y la mirada al horizonte
Su línea nos inspira y hace desear el movimiento
La única certeza es el cambio.
Corrientes de aire que voltean el cuerpo etéreo que por momentos cae y al segundo recupera metros sobre el suelo
La cabeza se gira hacia atrás, buscando respuestas a los sentimientos que afloran pero está la nada descreída y obstinada.
Entonces, la mirada asciende, deseando el sueño pero está el vacío torticero y bronco.
Y los ojos se quedan en blanco observando lo negro, donde la verdad se esconde.
Dentro, colgando y sin miedo
sin pena ni gloria, sin nada y con todo... la nada

06 febrero 2016

Dentro y fuera



Dentro y fuera

Música en las pestañas que suben y bajan el telón del mundo, hasta quedar cerradas cuando la luna llega.
La ensoñación camina hacia el interior entonces, recordando pasos mil veces dados, millones quizá, por un camino repetido pero diferente cada vez que es transitado.
Cada instante es único y diferente, sólo es cuestión de matices, de pequeños gestos, palabras, susurros o pensamientos con los que construimos cada día y cada noche como si fuera el último día y la última noche, felices de haberlo disfrutado o sufrido (tanto da). 
 Y llega el silencio y la mente se mece colgada de hilos invisibles por las tinieblas que la arropan, y se deja llevar y traer... como si volviese siempre al mismo lugar. Pero ambas sabemos que no es así. Aprendemos a (por) nuestro pesar.
La vida nos da un respiro, breve, intenso, necesario.
Y vuelve a sonar la música en las pestañas que bajan y suben el telón del mundo, hasta quedar abiertas cuando la luna se va.