Le han llamado Marcha de la
Dignidad y me sumaré a ella por varios motivos...
El primero de ellos porque
siento la necesidad de formar parte de esto, de mostrar y demostrar que cada
grano de arena es desierto.
El segundo porque quiero
mostrarme digna, orgullosa de lo que mis padres me enseñaron y que no fue otra
cosa que luchar por aquello en lo que creo.
El tercero para decirles a
los usurpadores de la política que tienen que irse, que su tiempo ha terminado.
Que por un momento nos quedamos adormilados porque confiamos en ellos, en su
honradez, en su capacidad y nos equivocamos al hacerlo.
Y por último para
recuperar mi lugar en este juego, para regresar a la calle de donde nunca
debimos dejar de estar.
La dignidad nos viene de serie a todos los seres humanos pero algunos la pierden en su camino.
Que no nos confundan.
Que nadie se sienta
indigno por ser expulsado de su casa como consecuencia de esta estafa
disfrazada. Que ninguno sienta vergüenza por buscar comida allá donde se la
regalen después de meses sin trabajo.
Somos personas dignas
porque somos trabajadores, honestos y aprendemos de nuestros errores, por los
que además pagamos cuando el daño lo requiere.
Sentirse digno es algo que
nadie puede quitarnos, es como sentirse orgulloso, satisfecho, por muy dura que
sea nuestra vida en este preciso instante.
Son otros los que deben
avergonzarse de sus acciones. Aquellos que estafan, roban, usurpan y llevan a
la pobreza económica y social a un pueblo entero.
Son ellos y los que aprueban las leyes que les protegen, los que deberán avergonzarse eternamente, generaciones y generaciones futuras, porque fueron miserables e incapaces de cumplir con el desarrollo de la política en busca del bien común.
Son ellos y los que aprueban las leyes que les protegen, los que deberán avergonzarse eternamente, generaciones y generaciones futuras, porque fueron miserables e incapaces de cumplir con el desarrollo de la política en busca del bien común.
Su avaricia les ha llevado
a llenar sus arcas con el dolor de otros, con la infelicidad de familias y
familias que se han visto obligados a pedir ayuda. Y siguen siendo ellos los
que deben avergonzarse una vez más por su necedad.
Por todo eso, me sumaré a
la marcha de la dignidad el 22 de marzo en Madrid.
Yo no iré y te doy las gracias por hacerlo tú amiga mía. Siempre un orgullo ser tu amiga. Un berso Blanca.
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