La vida, como el camino, nos sorprende con experiencias
en cada recodo.
Estar atentos, guardando las mieles en nuestro recuerdo,
para llevar la mochila al otro lado, cuando partamos al infinito y la alacena
de lo vivido esté repleta de olores, sabores, caricias y sorisas que se cruzan
entre bocado y suspiro.
En lugar preferente estará lo vivido y compartido en Sopeña,
de los fogones de Claudio y los acordes de Nieves…
Sencillamente delicioso...
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