09 marzo 2017

Asomarse



Me asomé a la muerte y era serena
Me asomé a la vida y era alegre
Me asomé a la infancia y era curiosa
Me asomé a la vejez y era tierna
Me asomé… y decidí pasar el umbral, dejar de asomarme y sentir lo que intuía desde el quicio de la puerta.
Y entonces, sentí el frío del aire del invierno con la serenidad de saber que el viento sur llegará.
Y  lloré desde la tristeza al saber que también habrá espacio para la risa.
Y jugó mi niña pequeña descubriendo que la adulta que la acoge siempre tendrá una pregunta.
Y su mano me guió hasta el ocaso.








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