Un abrazo de mar...
Los que los experimentaron saben a lo que me refiero.
Estar en brazos de Balbi y ofrecerle los tuyos era viajar a un lugar donde el tiempo se paraba, donde sólo el profundo estar se convertía en el ser maravilloso que todos llevamos dentro.
De las cosas más hermosas que pueden pasarte en la vida es rodearte (literalmente) de personas que saquen lo mejor de ti. Y eso era lo que sucedía cuando ella te rodeaba para acompasar nuestras respiraciones y dejarnos fluir al sentir que "todo estaba bien" porque estábamos en casa.
Ella era un brazo de mar y lo demostró al ser capaz de sobreponerse y superar situaciones muy duras.
Pero hoy, jugando con las palabras de manera muy sencilla y fácil, me gustaría recordarla como un abrazo de mar, teniendo presente el magnetismo que siempre ejerció en ella ese Cantábrico recio y fuerte en el que la encantaba sumergirse, igual que yo lo hacía en ella.
Namasté amiga y que la tierra te sea leve.
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