Sabes
esos días que no te llega la camisa al cuello?
Reconoces
esa falta de aire, sin que el oxígeno inunde los rincones de tus callos y te
callas?
Como si
las pulsaciones se fueran ralentizando cada minuto del día y temieras que la
noche llegara antes que tú al ocaso... ¿acaso lo sientes?
Pies
fríos, manos torpes, espacio muerto y tormenta en la azotea.
Jueves
que parecen lunes.
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