10 junio 2013

Respirar



Respirar juntas, de la mano, compartiendo el dolor.

Recuerdo la sensación de descanso de mi cuerpo cuando, embarazada de nueve meses entraba en la piscina y el agua me ayudaba, compartía conmigo la carga de mi querido bebé.

No hay agua suficiente en el mundo que atenúe el dolor de perderle. 
No hay manos que sostengan el alma de la madre que ha perdido lo parido.

Ni imaginarlo puedo.
Ni imaginarlo quiero.

Sólo coger sus manos y respirar, hasta que el sollozo se calma y deja paso a la tristeza profunda y silenciosa.

Respirar juntas, de la mano, acompañando en el dolor.

2 comentarios:

  1. Me gusta tu sensibilidad.

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  2. Nadie puede sentir lo que no lleva dentro, así pués, gracias por tu sensibilidad.
    Bersos

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