Somos completas,
no necesitamos nada
ni a nadie para sentirnos plenas.
Desear es legítimo, tener es deseable
y es un derecho tener libertad para desear.
Crecemos con los demás, nos hacemos más sabias,
porque aprendemos a ser madres, amigas, amantes, hermanas...
Cuidar también nos alimenta,
descubrimos la emoción de la generosidad,
el gusto por ayudar,
de ser grandes seres que comparten,
que hacen de la Tierra un lugar mejor.
No somos perfectas
ni lo intentamos.
Sólo transformamos, portamos vida
y algunas veces muerte.
Generamos dolor y placer, porque estamos vivas.
Somos dueñas de nuestro tiempo,
de nuestros sueños y de nuestro amor.
Nos repensamos con cada experiencia que nos acerca a otra
realidad,
sufrimos sólo de imaginar el robo de nuestro aliento,
nos acercamos tibiamente al miedo de quienes sienten el golpe
seco en la cara,
nos estremecemos ante la sola idea de que una hija de la
vida pierda a su madre a manos del rencor, de los celos, del poder, de la
ignorancia.
Somos todo, aunque quieran dejarnos sin nada.
Mañana también seremos...