15 marzo 2013

Poner el foco





Cada persona encierra en su interior lo mejor y lo peor del ser humano, sólo es cuestión de proporciones, de conciencia y de voluntad.
No es posible definir al completo y con justicia la personalidad de alguien y es por ello que terminamos hablando de sus hechos como muestra de sus fortalezas o debilidades, y con ellas nos retratamos a nosotros mismos.
Los estereotipos funcionan, registran, clasifican y nos colocan en donde alguien decide. Al leer estos días que el nuevo dirigente de la iglesia católica era aficionado al fútbol y a los tangos, crea una imagen que poco tiene que ver cuando se leen las declaraciones de una de sus hermanas en El País de hoy afirmando que “es la persona indicada para tapar la podredumbre”.
Y sigue sin llegar el día en el que el sueño se cumpla. Ese  en el que una valiente y honorable persona dedique su vida a llegar al poder para, desde allí, echar el sistema por tierra y construir algo nuevo y justo.
El sueño, igual que la vida, continúa.

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